“¡Navidad, Navidad, dulce Navidad, la alegría de este día hay que celebrar…!” Puf, sí, te entiendo perfectamente, ¡pero es el primer villancico que se me viene a la cabeza cuando empezamos esta época!
Nada, que ya está aquí la Navidad para volver a poner nuestra vida patas arriba, ¡ahora que nos habíamos acomodado a nuestras rutinas diarias tras el verano!
Éste es un periodo que no a todo el mundo le gusta. A algunos por añoranzas de los que ya no están, a otros porque aborrecen que los grandes almacenes hagan “el agosto” en pleno diciembre a costa de nuestro bolsillos (especialmente cuando las rebajas empiezan justo el día después de Reyes ¡qué listos!) y, a muchos otros, porque la calle se masifica de gente a todas las horas del día rompiendo su discurrir diario.
Pero también hay personas que, como yo, consideran este periodo (sí, sí, incluido todo lo anterior) como uno de los más especiales del año.
¿Por qué? Pues porque el Peter Pan que llevo dentro me hace recordar especialmente en estas fechas a los que ya no están a mi lado y todos los buenos momentos compartidos con ellos; porque sigo disfrutando con la familia en nuestra visita a la Plaza Mayor, cita anual ineludible desde ni me acuerdo cuándo; por las familiares tortas de Navidad, tan laboriosas de hacer pero con su exquisito sabor a tradición y, desde hace algunos años, por la cara de sorpresa, felicidad e interés de mis niñas, la de las gafas de pasta roja y su hermana, con las luces, los belenes, los árboles adornados, el ajetreo familiar y, cómo no, con la mágica noche de Reyes.
Así que, si eres de las personas que, como a mí, te gusta este periodo, aquí van una serie de recomendaciones para que puedas vivir y compartir el verdadero espíritu de la Navidad en Madrid.
Empezaremos por lo más clásico: los Belenes. Son muchos y de diversos estilos los que se pueden ver estos días, pero citaré sólo algunos, porque si no ¡no acabaría nunca! El del Palacio Real es un belén napolitano iniciado por el mismísimo Carlos IV y está considerado como uno de los más importantes del s. XVIII por la riqueza de su diseño. En la Real Casa de Correos, en la Puerta del Sol, encontramos El Nacimiento. Evocación al Greco, en el que los belenistas madrileños presentan una recreación artesanal e histórica del Toledo de finales del siglo XVI, integrada por más de 500 figuras. El Palacio de Cibeles, por su parte, acoge el belén napolitano de los Duques de Cardona que recrea el espíritu de Nápoles en el siglo XVIII.
Entre los más originales de fuera de Madrid puedo destacar los belenes vivientes de Buitrago del Lozoya, con 39 escenas de los oficios de la época de Jesús representadas a lo largo de su casco histórico por los habitantes de este bello municipio; el de El Berrueco, con 16 escenas teatralizadas y el de El Molar, con más de 25 escenas en 17 localizaciones distintas y la participación de más de 200 personas disfrazadas, así como el Belén monumental de San Lorenzo de El Escorial, con figuras ¡a tamaño natural!
¡Y cómo no hablar del Navibús!, una relajada manera de contemplar la iluminación navideña de las calles principales de la ciudad, o del Tren de la Navidad, en el que, hasta el 5 de enero, se respira el espíritu navideño mediante una teatralización pensada especialmente para los niños.
En estas fechas Madrid no sería nada sin los tradicionales mercadillos de Navidad. En el de la Plaza Mayor podrás completar tu belén con los diversos escenarios, luces y figuras que ofrecen. En las aledañas Plazas de la Provincia y de Santa Cruz encontrarás puestos con bromas para los más gamberros. Y si quieres más, puedes ir a la Plaza del Carmen, Santo Domingo o Plaza de España y encontrar buenas ideas de regalo para estas fechas, o saborear dulces típicos navideños en la Plaza de Isabel II, a las espaldas del Teatro Real.
Si lo que te gusta es patinar al más puro estilo Rockefeller Center neoyorquino, no dudes en acudir a la Plaza de Callao o a alguna de las diversas pistas de hielo instaladas en diferentes puntos de la ciudad: Plaza de Felipe II, Plaza Soledad Torres Acosta, galería de Cristal del CentroCentro Cibeles, Parque de La Vaguada, etc.
Y si tienes peques, no puedes dejar de llevarlos al Cortylandia de Preciados, a la Ciudad de los Niños, en Conde Duque, con una variada programación de teatro, música y danza, con propuestas didácticas y divertidas, o al Circo Price, con una interesante apuesta circense para toda la familia.
Pero también se puede vivir el ambiente navideño de otras maneras: paseando por el centro y comprando lotería de Navidad en la conocidísima Doña Manolita (o a alguna lotera de la Puerta del Sol, si te quieres ahorrar la cola), saboreando el tradicional bocadillo de calamares en el entorno de la Plaza Mayor o templando el cuerpo con uno de los mejores chocolates con churros de Madrid, el de San Ginés.
Así que, aprovecha, y disfruta de la Navidad en todo su esplendor. Porque Madrid, en estos días, ¡te lo pone fácil!
Hola Aida.
Lo más insoportable de todo, al menos para mi, es el descaro con el que los creyentes invaden la vida de todos, imponiéndonos la celebración de una fiesta evidentemente religiosa.
Ya sé que se ha «paganizado», y que al final la sociedad de consumo es capaz de convertir a cualquier dios en otro producto más con el que obtener beneficio, pero esto – que ofende a los auténticos creyentes – no nos consuela nada a los que desearíamos que nos dejaran en paz, y sin avasallar.
Y, por qué no, sin que nos carguen en nuestros impuestos los desparrames de las corporaciones municipales que festejan lo religioso como algo de todos cuando es únicamente de los creyentes. En este sentido, es especialmente agraviante que espacios públicos, municipales, se faciliten con magnanimidad ilimitada para montar belenes y exposiciones de claro contenido confesional.
Y ya.
Feliz año nuevo.
Hola Aida.
Lo más insoportable de todo, al menos para mi, es el descaro con el que los creyentes invaden la vida de todos, imponiéndonos la celebración de una fiesta evidentemente religiosa.
Ya sé que se ha “paganizado”, y que al final la sociedad de consumo es capaz de convertir a cualquier dios en otro producto más con el que obtener beneficio, pero esto – que ofende a los auténticos creyentes – no nos consuela nada a los que desearíamos que nos dejaran en paz, y sin avasallar.
Y, por qué no, sin que nos carguen en nuestros impuestos los desparrames de las corporaciones municipales que festejan lo religioso como algo de todos cuando es únicamente de los creyentes. En este sentido, es especialmente agraviante que espacios públicos, municipales, se faciliten con magnanimidad ilimitada para montar belenes y exposiciones de claro contenido confesional.
Y ya.
Feliz año nuevo.
Hola Juan.
Entiendo perfectamente tu postura. Pero éste es un país de tradiciones y la Navidad siempre ha estado asociada a los belenes, el mercadillo navideño, los polvorones y la pandereta o la botella de anís con la cuchara. ¿Que podría ser de otra forma? Pues sí.
Pero para mí la Navidad va más allá de lo puramente religioso: son encuentros familiares en cenas o comidas relajadas, sin horas, disfrutando con personas que no tienes tan cerca el resto del año, la cara de ilusión de mis hijas cuando ponemos el árbol, vamos a la Plaza Mayor o cuando pueden patinar sobre hielo en ese parque en el que muchas veces van a jugar.
Es verdad que en esta época la Navidad invade nuestro día a día en la televisión, en la calle, pero, viendo el panorama, sinceramente creo que a todos nos viene bien olvidarnos un rato de nuestras «miserias» e intentar, aunque sólo sea un momento, ver el lado positivo de las diversas opciones de ocio que no tenemos el resto del año. ¡Feliz año a ti también!
Estoy de acuerdo con las dos opiniones porque a fin de cuentas reflejan los sentimientos mayoritarios de este pais en el que nos ha tocado nacer.Pero al margen de todas las diatribas que puedan surgir, es la unica epoca del año en la que la gente, eso si, del mundo que conocemos porque lo tenemos mas a mano, viaja hasta miles de kilometros para reunirse y estar con su gente, disfrutar, a poder ser del encuentro y compartir ilusiones y pareceres. Lo mismo pasa con los chinos, con su celebracion del nuevo año, los arabes con su viaje a la meca y el ramadan, los judios con el muro de las lamentaciones…..
Es una epoca en la que la palabra Paz y Solidaridad invade el mundo y a pesar de los que se obcecan en «joderlo todo» ( terroristas, asesinos, corruptos, politicos y malas gentes) tenemos que sacar lo mejor de nosotros mismos, como personas, y tratar de trasmitir energia positiva a todo el que nos rodea.
Feliz Navidad y un año 2015 lo mejor posible para todos